Las frustraciones cotidianas pueden sacar lo peor de nosotros, pero para aquellas personas que se enojan con facilidad, la ira puede convertirse en una presencia constante en sus vidas. La incapacidad de controlar las emociones puede afectar las relaciones personales, la salud mental y el bienestar general de quienes experimentan esta intensa reacción emocional.
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